Tras retirar el motor averiado, lo primero fue reconstruir el chasis, que había sufrido el desgaste propio de los años de uso. Después, el montaje de las piezas adaptadoras fue sencillo y rápido; una vez alineadas, el motor encajó a la perfección, como si ya formara parte de la máquina. Solo quedaba conectar el cable del acelerador, acoplar su mando y volver a colocar las correas. Dado que mi polea motriz estaba rota, gracias a los excelentes consejos del Sr. Carr, pude adaptar una polea de F400 a mi F600 fabricando arandelas para alinear las correas. Ahora, mi motocultor está listo para volver al trabajo con un mínimo coste y esfuerzo.





